miércoles, 3 de septiembre de 2014

Teeth



Una infancia rodeado de cuadros de mujeres dolientes, llorando al teléfono o en el suelo del cuarto de baño marcaría a cualquiera. A Mitchell Lichtenstein le dio por el cine y creo que, con la tranquilidad de vivir de los cuadros de papá y tras darse cuenta de que lo suyo como actor no iba a funcionar, dirigió en 2007 la película Teeth.
Roy Lichtenstein. Crying Girl
Supuestamente inspirada por una clase de Camille Paglia a la que acudió Lichtenstein sobre la vagina dentata, Teeth es una mezcla de película de terror, comedia negra y cine adolescente.
Un transgénero fílmico que retoma y revisa el mito de la mujer monstruosa y nociva, utilizándolo para denunciar, entre otras cosas, el neo-puritanismo, el retroceso de los derechos de la mujeres (mmmm ¿a qué me recuerda esto?) y la ignorancia promovida en los Estados Unidos durante la administración Bush (2004-2009) que, entre otras cosas, apoyó con fondos económicos a grupos pro-abstinencia como The Silver Ring Thing.

Purity, purity…
Teeth es la historia de Dawn, una chica de instituto algo pazcuata e infantil que lidera su grupo de pureza, ve películas moralmente aceptables con sus amigos, decora camisetas con brillantitos y pasea alegremente en bicicleta.
Dawn no se masturba, no mantiene relaciones sexuales y fantasea (no sin muchos remordimientos) con el día, o mejor dicho la noche, de su boda.

Pureza, pureza, pureza...
Cuando Dawn conoce en su grupo de castidad a Tobey, piensa que ha encontrado al compañero perfecto para hablar y compartir sus ideales de pureza pero el flamante caballero termina por convertirse en un agresor que fuerza a Dawn en una especie de lago cavernoso con demasiadas connotaciones antediluvianas que nos devuelven, de nuevo más mitos, a una posible relectura de aquello que siempre nos han contado sobre el pecado original.
Ryan pierde su pene
Sin embargo, el cuerpo agredido de Dawn reacciona y, tan aterrorizada como sorprendida, descubre que ha castrado a su atacante.

Destroy All Monsters
A diferencia de lo que sucede en otras películas de terror y violación como I Spit on your Grave o incluso en la adaptación fílmica que se hizo de la vida de Aileen Wuornos, Monster; Dawn no se traumatiza y reacciona negativamente sino que a raíz de su tragedia empieza a cobrar conciencia de su propio cuerpo y, sobre todo, de su poder, un poder que, paulatinamente, lograr controlar y utilizar en su favor.
La película podría haber tomado unos derroteros muy distintos: podría haber sido otra historia más de castración y agresión al “hombre enemigo” y sin embargo Lichtenstein genera una narración a favor del autoconocimiento propio, el pensamiento crítico, la educación, y el empoderamiento femenino.


Teeth. Dawn antes y después
Teeth juega además con el hecho de tener una protagonista que cree fervientemente en la pureza y la abstinencia e incluso, tras una experiencia traumática que podría haberla hecho persistir en sus ideas, lo que nos desvela el film es que ha sido la ignorancia y la supresión lo que la han dejado desvalida y, su nueva condición (no de mujer con vagina dentata sino de mujer que ejerce el control sobre su cuerpo y su mente) la que la lleva a descubrir un futuro sin tantos límites ni ataduras.

La idea que obsesionaba a Lichtenstein cuando hizo la película no era tanto que los adolescentes sectarios americanos follaran o no, sino la idea de que la educación y el sistema promuevan, sin dar elección, ciertos comportamientos y actitudes morales que, además, atacan y merman directamente los derechos de las mujeres.
En este sentido, la escena más evidente es la de la clase de biología en el instituto en la que el profesor no puede mencionar la palabra vagina, censurada en los libros con una pegatina, frente a una orgullosa ilustración del aparato reproductor masculino.

Meir Zarchi. I Spit on your Grave, 1978
Me parece muy inteligente unir la ignorancia y el miedo a lo desconocido con los mitos de la monstruosidad femenina, el pánico genital, etc.

Teeth sigue y mejora la línea de películas como Carrie, You´re Next o Jennifer´s Body, añadiendo un componente más cínico, más crítico e intelectual (la descripción de Vagina Dentanta que la protagonista obtiene de Google la realizó la propia Camille Paglia) y recalcando la urgencia y la necesidad de construir un pensamiento crítico y fomentar una educación igualitaria que nos lleven a destruir o reconvertir los mitos inculcados por el miedo a las medusas, las femme-fatale, las sirenas, las brujas, las filósofas, las feministas y las mujeres sexualmente activas e independientes.

domingo, 15 de junio de 2014

Electrick Children



Y el verbo se hizo carne…
"El Verbo de Dios penetró en ella a través del oído, y la naturaleza íntima de su cuerpo fue santificada... Y en el mismo momento se inició el embarazo de la Virgen santa".

Imaginar el oído de la Virgen María inundado por la “gracia divina” que encarnó a Cristo es una imagen que siempre llevaré conmigo. Un recuerdo insuflado por las clases de iconografía medieval en Historia del Arte. Una imagen adornada por la oscuridad del aula, el tedio de la asignatura y la perversión de aquellos padres de la iglesia que, esforzándose por exaltar la pureza de Cristo y de la virgen, generaron una de las escenas más parafílicas de la historia del imaginario visual cristiano: la virgen manteniendo relaciones sexuales por el oído, una estampa anodina y viciosa digna de un episodio de Padre de familia que, de hecho, creo que existe.

Conceptio per aurem. Electrick Children, 2012.
La idea de la conceptio per aurem siempre me ha fascinado. Me recuerda a esas historias de la censura en España durante la dictadura, cuando intentaban encubrir la infidelidad de Mogambo y acababan generando un incesto.

Mogambo, 1953.
No hay nada grotesco en la conceptio per aurem de Electrick Children. Nada salvo la respuesta a la pregunta, que queda sin respuesta, y que planea sobre toda la película ¿Quién es el padre?

Hanging on the Telephone
La vuelta de tuerca en la película, a la conceptio per aurem de la virgen es magistral. Rachel tiene 15 años y vive aislada del mundo real en una comunidad mormona de Utah. Vestidos largos, trenzas de raíz, religión fundamentalista, visiones de mustangs rojos, la supresión de la voluntad propia y la ausencia de música se dan cita en su limitado día a día.
El día de su cumpleaños su padre, el pastor de la comunidad a la que pertenece, graba una entrevista con Rachel para dejar constancia en la iglesia de su paso a la edad adulta. Rachel descubre la existencia del sonido y, ansiando oír su propia voz, se escabulle por la noche para oírse a sí misma por primera vez.
Pero su sonido le lleva a otro. Rachel descubre un cassette azul y, al calor de la noche, se obra el milagro: escucha música por primera vez.


Meses después Rachel descubre que está embarazada y plenamente convencida de que la voz del hombre en el cassette es la responsable del milagro, se escapa de casa para encontrar al padre de su hijo místico.

Los neones de una ciudad de Las Vegas dan la bienvenida a Rachel a un nuevo mundo desconocido y onírico. Un escenario en el que, acompañada por su hermano (expulsado de la comunidad tras ser nombrado responsable del embarazo de su hermana), se encuentran con un grupo de adolescentes a los que se unirán en su búsqueda.

She´s Electrick. Electrick Children, 2012.

She´s Electrick
Conciertos, casas abandonadas, calles vacías, monopatines, música y deseo se unirán desde ese momento a la vida de Rachel que irá cambiando en un viaje dulcemente irreal y previsible, lleno de ternura, inocencia y belleza.
Su voz registrada a modo de diario hilvana la historia y su desarrollo en el que sobresalen personajes como Clyde, el Neo-San José sordo interpretado por Rory Culkin, mi nuevo Culkin favorito, el portador de la voz misteriosa, la propia Rachel y su hermano Mr. Will. 



Electrick Children, 2012.
La idea de la música como portadora del deseo, como liberadora de la represión, como guía espiritual en la búsqueda del camino propio; la ironía y la sutileza del guión, la ausencia de juicio y los paralelismos renovados con la religión católica unidos a la viveza adolescente, la inocencia y la belleza de los protagonistas convierten a Electrik Children en un viaje iniciático con aires de Vírgenes Suicidas, Lolita y Olivia Bee que te transportan y te dejan soñando con el verbo milagroso de la música que se hace carne.

sábado, 12 de abril de 2014

Freaks and Geeks



Freaks and Geeks, 1999-2000
Como suele ocurrir con todo lo que acaba antes de tiempo, Freaks and Geeks es considerada hoy como un icono del imaginario adolescente, una serie de las llamadas de culto, tanto por la escasez de ejemplos televisivos parecidos, como por su final repentino y prematuro.

Estrenada hace quince años en la NBC, su creador Paul Feig y su productor Judd Apatow todavía manifiestan su resentimiento por la cancelación de la serie ya que, para cualquiera que la haya visto, la primera temporada funciona como un preámbulo en el que aparecen una serie de personajes que se enfrentan a distintos cambios (el primer año de instituto, los sueños frustrados, la apatía y la incertidumbre ante las primeras pérdidas y su consecuente desengaño vital…) y que empiezan a vivir sus vidas con una consciencia semiadulta, con toda la intensidad y la desorientación que eso implica.

Freaks and Geeks, 1999-2000.

Esta idea de tanteo, de aventura y de iniciación se refleja realmente bien en Freaks and Geeks por el hecho de dividir las tramas entre aquello que sucede a los Geeks, un grupo de preadolescentes que empiezan a descubrirlo todo con el asombro y la inocencia de la infancia pero con el ansia y el cinismo de la adolescencia; frente a aquello que acontece a los Freaks, más iniciados en las dinámicas adultas pero también, por ello, más desencantados y temerosos ante el vacío de un futuro vago e incierto.

A través de una pareja de hermanos, los Weir, Freaks and Geeks nos adentra en un instituto americano a principios de los 80 y, con la división de edades y situaciones, nos permite ver claramente el tránsito y el cambio abismal que se produce cuando pasas de los 13 o 14 años, a los 15 y 16.
The Geeks.

The Freaks.

The Freaks.

The Geeks.
Se ha hablado hasta la saciedad de la impotencia y la frustración que supuso el hecho de que se cancelara la serie tan pronto ya que, con unos cuantos capítulos más, hubiésemos podido darnos el gusto de ver cómo lidian los distintos personajes con ciertas circunstancias que en la primera temporada no se dan, simplemente, porque no era el momento adecuado o porque, tal y como pasa en la vida, las cosas pasan muy rápido pero, aunque parezca que esta frase no tiene sentido, a la vez también suceden muy despacio.

Revisitando Family Matters o Growing Pains
-¿Sabes quién hacía pellas en el instituto? Jimmy Hendrix y, ahora, está muerto.
-¿Sabes quién tuvo sexo prematrimonial en el instituto? ¿Y sabes qué hace ahora?
Nada, porque está muerta.

The parents.
Una de las cosas que más me gusta de Freaks and Geeks es cómo lidia con el tema de la familia en un momento tan concreto y particular como es la adolescencia. Muchas veces las series, libros, canciones o películas adolescentes cuando abordan el tema de las relaciones entre padres e hijos incurren en el tópico de la mutua incomprensión sin ahondar más en ello, atribuyendo todo a un exceso de rebeldía por parte de los hijos (que muchas veces parecen psicópatas más que adolescentes) o resolviéndolo con un exceso injustificado y caricaturesco de brutalismo parental lo que, por regla general y afortunadamente, no se corresponde con la realidad. 
Cuando simplemente perteneces a una familia normal, en la que quieres a tus padres y quieres seguir tu camino, pero a la vez no quieres defraudarlos ni que decidan por ti porque ya eres mayor y el mundo te pertenece, a veces es complicado encontrar ejemplos que ilustren sin más este ten con ten que se da en cierto momento de la vida.
Si a eso sumamos las diferencias generacionales y las hormonas, es difícil encontrar ejemplos que recojan esa situación en la que entran en juego tantos matices.
En My so Called Life por ejemplo (serie sin la cual creo que no existiría Freaks and Geeks ya que hay escenas, tramas y hasta actitudes de ciertos personajes que son calcadas) las relaciones parentales son mucho más tensas y, para mi gusto más exageradas.
Daniel (James Franco) tonteando con el punk.
En Freaks and Geeks, y a diferencia de tantas series y sitcoms sobre la vida en familia como Growing Pains, Family Matters, El show de Bill Cosby…, se percibe claramente, se naturaliza y se incide en situaciones universales como por ejemplo son el bochorno que produce la primera vez en que los hijos ven a sus padres como personas (y no como padres), la culpabilidad de convertirte en alguien independiente y el miedo a hacer daño a tus padres cuando perciban que ya no dependes de la misma manera de ellos, el infantilismo y la sobreactuación sinsentido en la que se cae cuando tratas de educar y proteger a alguien de todas las cosas que te dan miedo incluso cuando son cosas por las que tu mismo has pasado (el padre de Lindsay y Sam sólo sabe decirles cómo pueden morir si hacen cualquier cosa poco ortodoxa o recomendable pero luego se pone como ejemplo al contar a Lindsay como perdió la virginidad con una prostituta en la guerra de Vietnam), etc. etc.

Bad Reputation
Para no alargarme más, querría simplemente abordar la idea de Freaks and Geeks como filón para un repertorio de distintos prototipos y modelos de conducta adolescentes.

No sólo por las distintas franjas de edad de las que he hablado antes, sino por la variedad de personajes y de historias que se tratan y se mezclan a lo largo de la serie, Freaks and Geeks es una fantástica taxonomía de problemas, emociones, comportamientos y realidades. La ventaja de este repertorio es que no se encasilla a un personaje sin más. Ni Bill, ni Kim, ni Nick, ni Neal, ni Daniel ni el resto de protagonistas son planos sino que, no sé muy bien cómo, lo que van viviendo cada uno de ellos se acumula en su interior y se refleja en sus acciones y en su comportamiento en las distintas tramas.
Ver crecer a un personaje ficticio es un privilegio y, por ello, el hecho de que la serie no continuara es un batacazo, porque te quedas completamente a medias con todo.



Otra de las cosas que más me gusta en este sentido es cómo piensas en un primer momento que Lindsay o los freaks van a ser los que le aporten más peso a las tramas estereotípicamente adolescentes a la serie para descubrir, poco a poco, que hay cosas mucho más importantes que se cuecen donde están los Geeks y que, puestos a elegir un modelo de conducta, quizás sea mejor ver bien la serie y pensárselo dos veces.
Bill como la mujer biónica.
Lindsay y Nick.
Lindsay y Kim.
En definitiva, hay que ver Freaks and Geeks pero hay que saber a qué atenerse. He de decir que a mi, la primera vez me decepcionó profundamente. Me faltaba acción, me sigue pareciendo que hay muchos tópicos sobre todo en lo que a la sexualidad adolescente respecta y me frustraba cómo todo se quedaba en suspenso, ya que soy bastante impaciente con las series. Pero, tras volver a verla varias veces y pensar mucho en ella y en mi propia adolescencia, me he ido dando cuenta de que, al margen de que como serie muchas tramas se hubieran solucionado y me hubieran satisfecho más con una segunda temporada; tal y como es Freaks and Geeks, incompleta, insatisfecha e imperfecta, se acerca mucho más a lo que es la vida y, sobre todo, la adolescencia.

domingo, 16 de marzo de 2014

Dazed and Confused



Finales de mayo. Hace buen tiempo y las clases han acabado.

Estados Unidos, 1976. En poco más de un mes, se celebra el bicentenario de la Declaración de Independencia. En unas horas, una gran fiesta.

Los seniors persiguen a los novatos por toda la ciudad para apalearlos.

El quarterback del equipo de fútbol, la estrella del instituto, Randall "Pink" Floyd, se debate entre dejar el equipo, y con ello a sus amigos tirados, o seguir adelante el último año y firmar la petición impuesta por sus entrenadores de “no ingerir drogas en verano ni llevar cabo otras actividades que comprometan su rendimiento”.

El aire huele a marihuana.

Las chicas humillan a sus novatas en el parking de la escuela.

La cerveza llega a la hora equivocada, la fiesta se cancela pero la acción continúa.

Girls team. Dazed and Confused, 1993.

American Pie vs Cherry Bomb

En 1993 Richard Linklater reúne a un reparto de infarto y filma en Austin Dazed and Confused. Una película de los 90 en torno a un grupo de adolescentes de mediados de los 70, al igual que en su momento American Graffiti de Georges Lucas (1973), fue una película de los 70 sobre adolescentes de los 60.

Dos vueltas atrás en el tiempo, muy similares en la forma aunque no en el fondo, para situar la acción en la época en que sus respectivos directores vivieron la adolescencia. Un acierto, el contar lo que fueron, y un acierto, el hacerlo sabiendo lo que sabían quince años después.

Las dos películas tienen, a mi criterio, innumerables rasgos en común:

-Un casting de actores sobresaliente y certero, uno de los atractivos de ambas películas es ver quién sale y cómo de joven era entonces (Richard Dreyfuss, Harrison Ford, Matthew McConaughey, Ben Affleck, Renée Zellweger...)

Matthew McConaughey y Renée Zellweger en Dazed and Confused, 1993.
-Drive-ins y Roller Girls. Las dos películas comparten un imaginario estético y cultural muy similar. El retrato de esa América de provincias en la que la diversión consiste en “dar vueltas” y ver qué pasa. América sobre ruedas: el coche como pasaje a la libertad y la independencia, como posibilidad y escenario: cines para coches, hamburgueserías en las que se recoge el pedido, chevys, camionetas y descapotables…

American Graffiti, 1973.
-En ambas películas la acción transcurre el último día de instituto. Cambia el contexto y desde luego se nota la diferencia generacional entre una y otra película, pero ambas destilan la emoción que conlleva la edad, los comienzos y los finales, el vacío del futuro entremezclado con la emoción del presente y, en el caso de Dazed and Confused, con alguna que otra sustancia.

-Las historias entrecruzadas y entrecortadas, abiertas y sugerentes. Paradigmática la relación de John Milner, personaje que representa con la esencia de los cincuentas y la nostalagia de toda una época tras la muerte del Rock & Roll, y Carol, treceañera irritante e irresistible a la que termina acompañando toda la noche dejándonos con  unas ganas, muy perversas, de que suceda algo que no debería suceder.

American Graffiti, 1973 y Dazed and Confused, 1993.

En Dazed, este tipo de relación excitante y frustrada se repite y se multiplica en distintos personajes Jody y Pink, Cynthia y Wooderson (McConaughey), la también treceañera Sabrina y Tony o Sabrina y su breve encuentro con Mitch Kramer, etc. etc.

Una de las mejores cosas de Dazed and Confused es el hecho de que puedan pasar tantas cosas, en una noche, y, finalmente no pase nada. O, visto de otro modo, que pase tanto sin que pase nada y, lo que es mejor, que tantas cosas que no pasan puedan llegar a pasar en ese verano largo y prometedor que es la adolescencia materializada en menciones como el próximo curso o el evento del verano, el concierto de Aerosmith.


Confusos puede, pero no confundidos

Ambas películas comparten muchas cosas pero probablemente American Graffiti sea más angustiosa y desencantada, más nostálgica mientras que, Dazed and Confused a pesar de lo que pueda parecer, de ese aura de drogas, de las costumbres bárbaras pero aceptadas como ritos de iniciación que son, o a pesar incluso de los pantalones de campana, efectúa una crítica a esa cultura que el otro film añora, cuestionando la autoridad insensata e impuesta sólo por una cuestión generacional (Pink nunca firmará la petición de sus entrenadores), la hegemonía patriarcal (con alusiones críticas en torno al carácter heterodominante de referentes televisivos americanos como La isla de Gilligan o personajes bárbaros como Clint) o las burlas a la historia estadounidense, en el momento en que se va a celebrar el aniversario de su momento cumbre, con la reflexión fumeta en torno a Washington como adicto a la marihuana y miembro de un culto alienígena o la última clase de historia en la que una profesora les invita a pensar sobre el verdadero significado del 4 de julio (“un montón de hombres blanco que no querían pagar sus impuestos”).


Dazed and Confused, 1993.

Los diálogos densos y vibrantes de Linklater, una de las principales características de su cine, junto con frases para el recuerdo como la mítica “Lo que más me gusta de estas chicas de instituto es que yo me hago mayor, pero ellas siguen igual” hacen de Dazed and Confused una película asombrosa e imprescindible.

Un retrato de una generación a la que se le quiso colgar una etiqueta, de hecho se le colgó, sin pararse a escucharla ni a observar su variedad y su riqueza.

viernes, 21 de febrero de 2014

Carrie



La sangre como vida y muerte

Que “la sangre es la vida” parece una afirmación razonable si pensamos en este líquido como en el vehículo que transporta todo aquello que necesitamos para vivir. Sin embargo, dejando las consideraciones científicas al margen, la realidad es que la sangre, su contemplación, se considera habitualmente y en la mayoría de las culturas como una señal de peligro o amenaza, como un mal presagio o un aviso de muerte inminente.

Tod Browning. Drácula, 1931.

Peter Sasdy. Taste the Blood of Dracula, 1970.



La célebre frase que Bram Stoker inmortalizaba en Drácula no reflejaba, ni refleja hoy en día, una opinión generalizada y es que ver una mancha o un flujo de sangre tiene, habitualmente connotaciones negativas pero sobre todo tiene la capacidad de infundir miedo y terror, un miedo primigenio y básico, el miedo a la pérdida, su pérdida y, por tanto a la muerte.



Precisamente por estas razones considero que Carrie (ya se en la versión del 76 o en las posteriores) es una película tremendamente especial. Carrie es un híbrido cinematográfico que aúna una historia tradicional de instituto: chica marginada consigue ir al prom con chico popular; con una historia, no tan tradicional, de terror: chica marginada desarrolla poderes telequinéticos y se venga de sus compañeros masacrándolos en el prom.



El poder de la sangre o Apocalipsis Prom

Una película que empieza, sigue y acaba con la sangre. Carrie se inicia en los vestuarios del gimnasio. Su protagonista tiene, por primera vez y de forma exageradamente aparatosa, la menstruación. Poco educada y peor cuidada por una madre absorta en el fanatismo religioso, Carrie no sabe nada del cuerpo humano ni de sus dinámicas. No es capaz de entender los motivos por los que sangra y la contemplación del flujo sanguíneo brotando de su cuerpo la sume en el más puro y genuino terror. A la sangre sólo le sigue la muerte. Carrie sabe eso, aunque no otras cosas, y reacciona como probablemente hubiera hecho cualquier otra adolescente que, como ella, viviera aislada del mundo real.

Briam de Palma. Carrie, 1976.

Kimberly Peirce. Carrie, 2013.
La sangre continúa presente como mancha en la falda de la profesora que atiende a la desesperada Carrie. Su contemplación ya no es algo reducido al ámbito femenino de los vestuarios. Todos presencian la sangre y, su visión, les terminará llevando a la muerte.



La sangre de cerdo, que en una broma más que pesada vierten sobre Carrie en el baile de instituto, se asocia en los diálogos de la película con la sangre femenina y es que, probablemente, si la sangre hubiese sido de otro tipo menos controvertido –una herida, un corte…– la catástrofe que asola el instituto quizás nunca hubiera sucedido.

La sangre que jamás debe verse, la más peligrosa pues es inerte, se expone abiertamente y presagia la desgracia que más tarde acontece pero, en la ambivalencia de este material, no sólo causa muerte sino que le otorga a Carrie el poder y las capacidades telequinéticas que le permitirán vengarse de todos aquellos que la han maltratado y sólo así, escapar de su miseria.

La sangre trae la muerte pero también atrae el poder y la capacidad de acción y decisión a un sujeto indefenso y pasivo que, finalmente, se defiende. Nuevamente, la sangre es la vida pero, en esta película, es muchísimo más: un hilo conductor, un recurso visual, un motivo de reflexión, una metáfora, un reclamo, etc. etc.



Briam de Palma. Carrie, 1976. Antes y despúes.



La transgresión de la sangre

La sangre femenina adquiere en esta novela y en las distintas películas que se han hecho, un protagonismo y unas connotaciones que creo nunca se habían expuesto tan abiertamente a nivel comercial y masivo. La película tuvo mucho éxito, sigue siendo según Wikipedia una de las más vistas los días de Halloween pero ¿entendemos verdaderamente de lo que habla y captamos sus múltiples niveles y lecturas?

Sólo diré que para la crítica de cine feminista y el cine de terror releído en clave de género es un título fundamental, pero también lo es para los amantes de la antropología, la sociología y la cultura.
Carrie empoderada, 1976.

Carrie y el poder erótico de la sangre, 2013.


Para mí, la versión de Brian de Palma continúa siendo la mejor de todas por distintos motivos. Todas están bien adaptadas respecto a la novela (que tampoco me parece que sea delirantemente buena en tanto en cuanto no creo que Stephen King sea un maestro de la escritura aunque sí de la narración de buenas historias) pero, aunque el remake de 2013 me ha gustado y considero que, como  película, es  mucho más amena, la corrección política que tanto se lleva ahora y que la impregna, le quita cierto encanto a la historia al despojarla del morbo causado por la crueldad descarnada y sin tapujos, y de la estética cutre, de película erótica cutre, de canal cutre de madrugada que tiene la película de los 70.



Pd: Muy recomendables para los amantes del terror, adolescente o no, y su lectura en clave de género los libros Men, Women and Chainsaw. Gender in the Modern Horror Film de Carol J. Clover y, para los que además les vaya la vertiente abyecta y psicoanalítica, The Monstrous-Feminine. Film, Feminism, Psychoanalysis de Barbara Creed.