domingo, 15 de junio de 2014

Electrick Children



Y el verbo se hizo carne…
"El Verbo de Dios penetró en ella a través del oído, y la naturaleza íntima de su cuerpo fue santificada... Y en el mismo momento se inició el embarazo de la Virgen santa".

Imaginar el oído de la Virgen María inundado por la “gracia divina” que encarnó a Cristo es una imagen que siempre llevaré conmigo. Un recuerdo insuflado por las clases de iconografía medieval en Historia del Arte. Una imagen adornada por la oscuridad del aula, el tedio de la asignatura y la perversión de aquellos padres de la iglesia que, esforzándose por exaltar la pureza de Cristo y de la virgen, generaron una de las escenas más parafílicas de la historia del imaginario visual cristiano: la virgen manteniendo relaciones sexuales por el oído, una estampa anodina y viciosa digna de un episodio de Padre de familia que, de hecho, creo que existe.

Conceptio per aurem. Electrick Children, 2012.
La idea de la conceptio per aurem siempre me ha fascinado. Me recuerda a esas historias de la censura en España durante la dictadura, cuando intentaban encubrir la infidelidad de Mogambo y acababan generando un incesto.

Mogambo, 1953.
No hay nada grotesco en la conceptio per aurem de Electrick Children. Nada salvo la respuesta a la pregunta, que queda sin respuesta, y que planea sobre toda la película ¿Quién es el padre?

Hanging on the Telephone
La vuelta de tuerca en la película, a la conceptio per aurem de la virgen es magistral. Rachel tiene 15 años y vive aislada del mundo real en una comunidad mormona de Utah. Vestidos largos, trenzas de raíz, religión fundamentalista, visiones de mustangs rojos, la supresión de la voluntad propia y la ausencia de música se dan cita en su limitado día a día.
El día de su cumpleaños su padre, el pastor de la comunidad a la que pertenece, graba una entrevista con Rachel para dejar constancia en la iglesia de su paso a la edad adulta. Rachel descubre la existencia del sonido y, ansiando oír su propia voz, se escabulle por la noche para oírse a sí misma por primera vez.
Pero su sonido le lleva a otro. Rachel descubre un cassette azul y, al calor de la noche, se obra el milagro: escucha música por primera vez.


Meses después Rachel descubre que está embarazada y plenamente convencida de que la voz del hombre en el cassette es la responsable del milagro, se escapa de casa para encontrar al padre de su hijo místico.

Los neones de una ciudad de Las Vegas dan la bienvenida a Rachel a un nuevo mundo desconocido y onírico. Un escenario en el que, acompañada por su hermano (expulsado de la comunidad tras ser nombrado responsable del embarazo de su hermana), se encuentran con un grupo de adolescentes a los que se unirán en su búsqueda.

She´s Electrick. Electrick Children, 2012.

She´s Electrick
Conciertos, casas abandonadas, calles vacías, monopatines, música y deseo se unirán desde ese momento a la vida de Rachel que irá cambiando en un viaje dulcemente irreal y previsible, lleno de ternura, inocencia y belleza.
Su voz registrada a modo de diario hilvana la historia y su desarrollo en el que sobresalen personajes como Clyde, el Neo-San José sordo interpretado por Rory Culkin, mi nuevo Culkin favorito, el portador de la voz misteriosa, la propia Rachel y su hermano Mr. Will. 



Electrick Children, 2012.
La idea de la música como portadora del deseo, como liberadora de la represión, como guía espiritual en la búsqueda del camino propio; la ironía y la sutileza del guión, la ausencia de juicio y los paralelismos renovados con la religión católica unidos a la viveza adolescente, la inocencia y la belleza de los protagonistas convierten a Electrik Children en un viaje iniciático con aires de Vírgenes Suicidas, Lolita y Olivia Bee que te transportan y te dejan soñando con el verbo milagroso de la música que se hace carne.