La sangre como vida y muerte
Que “la sangre es la vida” parece una
afirmación razonable si pensamos en este líquido como en el vehículo que
transporta todo aquello que necesitamos para vivir. Sin
embargo, dejando las consideraciones científicas al margen, la realidad es que
la sangre, su contemplación, se considera habitualmente y en la mayoría de las
culturas como una señal de peligro o amenaza, como un mal presagio o un aviso
de muerte inminente.
Tod Browning. Drácula, 1931. |
Peter Sasdy. Taste the Blood of Dracula, 1970. |
La célebre
frase que Bram Stoker inmortalizaba en Drácula no reflejaba, ni refleja hoy
en día, una opinión generalizada y es que ver una mancha o un flujo de sangre
tiene, habitualmente connotaciones negativas pero sobre todo tiene la capacidad
de infundir miedo y terror, un miedo primigenio y básico, el miedo a la
pérdida, su pérdida y, por tanto a la muerte.
Precisamente
por estas razones considero que Carrie (ya se en la versión del 76 o
en las posteriores) es una película tremendamente especial. Carrie
es un híbrido cinematográfico que aúna una historia tradicional de instituto:
chica marginada consigue ir al prom con chico popular; con una historia, no tan tradicional, de terror: chica marginada desarrolla
poderes telequinéticos y se venga de sus compañeros masacrándolos en el prom.
El poder de la sangre o Apocalipsis
Prom
Una
película que empieza, sigue y acaba con la sangre.
Carrie se inicia en los vestuarios
del gimnasio. Su protagonista tiene, por primera vez y de forma exageradamente
aparatosa, la menstruación. Poco educada y peor cuidada por una madre absorta
en el fanatismo religioso, Carrie no sabe nada del cuerpo humano ni de sus
dinámicas. No es capaz de entender los motivos por los que sangra y la
contemplación del flujo sanguíneo brotando de su cuerpo la sume en el más puro
y genuino terror. A la sangre sólo
le sigue la muerte. Carrie sabe eso, aunque no otras cosas, y reacciona como
probablemente hubiera hecho cualquier otra adolescente que, como ella, viviera aislada
del mundo real.
Briam de Palma. Carrie, 1976. |
Kimberly Peirce. Carrie, 2013. |
La sangre continúa presente como mancha en
la falda de la profesora que atiende a la desesperada Carrie. Su contemplación
ya no es algo reducido al ámbito femenino de los vestuarios. Todos presencian
la sangre y, su visión, les
terminará llevando a la muerte.
La sangre de cerdo, que en una broma más
que pesada vierten sobre Carrie en el baile de instituto, se asocia en los
diálogos de la película con la sangre
femenina y es que, probablemente, si la sangre hubiese sido de otro tipo menos controvertido –una herida,
un corte…– la catástrofe que asola el instituto quizás nunca hubiera sucedido.
La sangre que jamás debe verse, la más
peligrosa pues es inerte, se expone abiertamente y presagia la desgracia que
más tarde acontece pero, en la ambivalencia de este material, no sólo causa
muerte sino que le otorga a Carrie el poder
y las capacidades telequinéticas que le permitirán vengarse de todos aquellos
que la han maltratado y sólo así, escapar de su miseria.
La sangre trae la muerte pero también atrae el poder y la capacidad de acción
y decisión a un sujeto indefenso y pasivo que, finalmente, se defiende. Nuevamente,
la sangre es la vida pero, en esta película, es muchísimo más: un hilo
conductor, un recurso visual, un motivo de reflexión, una metáfora, un reclamo,
etc. etc.
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La transgresión de la sangre
La sangre femenina adquiere en esta novela
y en las distintas películas que se han hecho, un protagonismo y unas connotaciones
que creo nunca se habían expuesto tan abiertamente a nivel comercial y masivo.
La película tuvo mucho éxito, sigue siendo según Wikipedia una de las más
vistas los días de Halloween pero ¿entendemos verdaderamente de lo que habla y
captamos sus múltiples niveles y lecturas?
Sólo diré
que para la crítica de cine feminista y el cine de terror releído en clave de
género es un título fundamental, pero también lo es para los amantes de la
antropología, la sociología y la cultura.
Carrie empoderada, 1976. |
Carrie y el poder erótico de la sangre, 2013. |
Para mí, la
versión de Brian de Palma continúa siendo la mejor de todas por distintos
motivos. Todas están bien adaptadas respecto a la novela (que tampoco me parece
que sea delirantemente buena en tanto en cuanto no creo que Stephen King sea un
maestro de la escritura aunque sí de la narración de buenas historias) pero,
aunque el remake de 2013 me ha
gustado y considero que, como película,
es mucho más amena, la corrección política
que tanto se lleva ahora y que la impregna, le quita cierto encanto a la
historia al despojarla del morbo causado por la crueldad descarnada y sin
tapujos, y de la estética cutre, de película erótica cutre, de canal cutre de
madrugada que tiene la película de los 70.
Pd: Muy
recomendables para los amantes del
terror, adolescente o no, y su lectura en clave de género los libros Men, Women and Chainsaw. Gender in the
Modern Horror Film de Carol J. Clover y, para los que además les vaya la
vertiente abyecta y psicoanalítica, The
Monstrous-Feminine. Film, Feminism, Psychoanalysis de Barbara Creed.
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