viernes, 7 de febrero de 2014

Teenage Tragedy Songs


Esta semana se dan dos circunstancias, que el sábado pasado se celebró en el Siroco de Madrid el 35 aniversario del programa de radio Flor de Pasión y, que el lunes pasado, como precisamente Juan de Pablos trató en su maravilloso espacio semanal de Radio 3, se cumplía el 55 aniversario del fallecimiento de Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper.
Pensando tanto en Juan de Pablos –para mi encarnación suprema de lo que significa el estilo adolescente en el terreno musical y el de la pasión, la emoción y la vitalidad como actitudes teenagers fundamentales– y, como él mismo dijo, en “el día que murió la música”, me he acordado, y creo que le gustaría mucho este tema del que sabe muchísimo, de las Teenage Tragedy Songs.




Las Teenage Tragedy Songs fueron un género musical popularizado a finales de los años 50, principios de los 60, que consistía en realizar canciones –por lo general baladas– en las que se lamentaba la muerte trágica de un adolescente. Se hacían desde la perspectiva del propio adolescente moribundo que recuerda su corta vida extinta, o desde la de la pareja que se ha quedado sola y abandonada por culpa de un destino cruel e inexorable. Canciones que se grababan en vinilos popularizados con el nombre de “Death Discs”, uniendo los opuestos de la adolescencia y la muerte en una práctica musical morbosa pero comercial que, entre otras cosas y en muchas ocasiones, solían describir estereotipos e iconografías de jóvenes con chaquetas de cuero, tupés, motos y tantos otros elementos asociados con el peligro y el desafío de las convenciones y, por lo tanto, asociando su desgracia a su estilo de vida y aportando a estos discos un toque de moralina muy propio de los Estados Unidos de los dorados años 50 y 60.

The Shangri-las, años 60.

Los grupos que practicaron este género son innumerables. Entre las canciones más conocidas probablemente esté Leader of the Pack de Las Shangri-las (1964), uno de sus temas más famosos –yo soy más de Maybe, pero bueno– y considerada, en las innumerables listas musicales de los personajes de Alta Fidelidad de Nick Hornby como una de las mejores canciones sobre la muerte.

In the Ghetto de Elvis Presley (1969), Black Denim Trousers and Motorcycle Boots de The Cheers (1962) o Wayne Cochran & the C.C. Riders con Last Kiss (1962) o A Young Man is Gone de The Beach Boys (1963) son otros ejemplos de Teenage Tragedy Songs. Una práctica que se extendió posteriormente a grupos como Los Ramones –exponentes del espíritu teenage por antonomasia y, en el caso de Joey Ramone, amante de la música de los 60– con títulos como You're Gonna Kill That Girl o 7-11, Depeche Mode con Blasphemous Rumours, Los Smiths con un toque más ácido en Girlfriend in a coma, The Misfits con Saturday Night o Deatch Cab for Cutie que precisamente tomó su nombre de la canción que lanzaron en 1967 Bonzo Dog Doo-Dah Band. ¡Hasta Katy Perry tiene una Teenage Tragedy Song, The One that Got Away!

The Smiths, años 80.

Ep de Jimmy Cross con el tema I Want my Baby Back.
El género no trascendió sólo con homenajes posteriores, sino que en su momento también se hicieron muchas parodias como la de Jimmy Cross con I Want My Baby Back, en la que primero narra un accidente de tráfico en el que su novia muere desmembrada “…and there was my baby, and there was my baby too…and over there, there was my baby…!” y, posteriormente relata cómo es incapaz de superar su pérdida por lo que desentierra su cuerpo y decide recuperarla yaciendo con ella. Algo así como el amor zombie de los Vegetales versionado posteriormente por Alaska y Dinarama aunque, como en este caso, el novio de la canción es directamente un ser de ultratumba de edad indeterminada, no creo que pueda considerarse una Teenage Tragedy Song.

Para terminar, os dejo con la canción Buddy Holly un homenaje de Weezer que sea una Teenage Tragedy Song o no, sirve a la perfección como homenaje a este género, sus músicos y su época.


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