Últimamente
me siento un poco fuera de onda. Una
sensación inoportuna y medianamente familiar que, en esta ocasión, me ha hecho
pensar, entre otras cosas, en la
película que Amy Heckerling rodó en 1995 con la por entonces muy popular Alicia Silverstone.
Fuera de onda o Clueless, en su idioma original, fue una adaptación cinematográfica
teenager y noventera –cuando los noventa eran sinónimo de skaters,
superposiciones y bolsos de plástico y/o transparentes– de la novela Emma, escrita por Jane Austen en 1815.
Como en la
novela original, Clueless trata sobre
una joven guapa y rica que intenta impulsar socialmente a sus amigas menos
favorecidas ayudándolas a encontrar su pareja idónea. La película traslada las
situaciones de esta torpe casamentera desde la Inglaterra de Regencia
a Beverly Hills, cambiando las cintas y las muselinas por los zapatos de
plataforma y los vestidos súper ceñidos, además de rebautizar a la protagonista
como Cher, igual que la cantante que, algo fuera de onda por aquel entonces,
debió animarse con el optimismo contagioso de su tocaya y lanzaba, tres años
más tarde, el disco Believe con el
que volvió de lleno a las listas de éxito.
Adaptación cinematográfica de Emma, 1996. |
Brittany Murphy y Alicia Silverstone en Fuera de onda. |
Fuera de
onda lleva un clásico de la literatura a los pasillos de un instituto en el que, como buena película de cheerleaders
y taquillas, hay fiestas, bailes, flirteos, desengaños y todo tipo de
situaciones propias del género
cinematográfico adolescente. Al igual que en la novela de Austen, la
protagonista se nos presenta al principio como chirriante y superficial pero la
antipatía inicial que produce el personaje (similar a la que causa Reese
Witherspoon en los primeros minutos de Una
rubia muy legal) se va traduciendo en simpatía según van transcurriendo los
acontecimientos de la trama.
Quizás algo
más de soslayo que en la novela, el film trata el “drama” adolescente de aquellos que no consiguen ser populares en
esos terribles institutos norteamericanos en los que no parece haber nada más
importante que ser los reyes del baile aunque, la amabilidad condescendiente y
azucarada de la protagonista con aquellos que “no son populares”, genera un
hilo conductor mucho más amable y humorístico que el que se puede ver en otras
películas similares como La chica de rosa
o, de manera mucho más dramática, Carrie.
Pero si
algo hace verdaderamente atractiva a Fuera
de onda es su estética y el modo en que adelantaba algunos elementos
propios de la adolescencia que, por entonces eran incipientes pero que hoy son
una realidad plenamente asentada. Una vez superado el sonido Seattle y el
tie-dye grunge de comienzos de la
década, Fuera de onda supuso una
apuesta por la trivialidad, el color, los materiales sintéticos, los bolígrafos
con pompón, la normalización de la
sexualidad adolescente y las nuevas
tecnologías representadas, entre otras cosas, por los móviles tamaño mando
a distancia que no sueltan –ni en clase de gimnasia– las protagonistas.
Fuera de onda no hace uso ni de los pechos
desmesurados ni de la ingenuidad que se podían ver en algunos ejemplos del
género adolescente de los ochenta sino que introduce, a nivel comercial,
conversaciones sobre pérdidas de virginidad y otras prácticas sexuales sin hacerlas
parecer algo obsceno o poco natural. En el polo opuesto estarían las películas
de Gregg Araki o la polémica Kids de Larry Clark en las que la realidad es la misma pero en las que el
tono y la sordidez surrealista las alejó del mainstream reduciendo su alcance
y, por tanto, su influencia incluso cuando hoy, son películas de culto.
Escenas de Fuera de onda. |
Fuera de onda es la crónica anunciada de una generación hipercomunicada y tecnológica
y, aunque el argumento y la intención del film, no incidieron en estos
aspectos, no puedo evitar ver la película sin sentir que hay resquicios que me
hablan de los inicios de al menos una parte de la cultura adolescente que existe hoy en día.
A pesar de
la que película recogió tras su estreno buenas críticas, y de que otros films como Mean Girls o la serie Gossip Girl han recogido en cierto modo el legado de esta película y, a pesar de que
Alicia Silverston se convirtió en una de las divas teen más aclamadas del momento
(junto a Liv Tyler con la que se consagró gracias al bombazo del vídeo Crazy de Aerosmith –adaptación adolescente de Thelma y Louise–; y a otras como Claire Danes quien afortunadamente
le quitó el papel protagonista de My So Called Life,
Drew Barrymore o Winona Ryder), la película pasa hoy sin pena ni gloria a lo
que no ayuda precisamente el olvido en el que han caído los tejidos de látex, su
protagonista Alicia Silverston o el triste destino de la coprotagonista Brittany Murphy. Como nota curiosa, destacar que uno de los pretendientes frustrados de Tai (papel
de Brittany Murphy) es Jeremy Sisto,
el padre del personaje Tessa Altman en la serie Suburgatory, otro título imprescindible para los amantes del cine de instituto.
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